Ley de Semillas y el Agronegocio




El  60 % de la alimentación mundial depende de hombres y mujeres del campo que se dedican a la pequeña agricultura.
Esto lo dicen diversos informes de la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina y el Caribe), o de la CLOC (Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo).

Sin embargo, nos dicen que si no industrializamos todo, nos vamos a morir de hambre y que la agroindustria (lo que en las universidades te enseñan como “agrobusiness”) es mucho más productiva.

Luego de 60 años, en los que viene predominando el concepto de la agroindustria, hay mil millones de personas en el mundo con problemas para acceder al consumo de alimentos.

Cuando se comparan las dos formas de hacer agricultura (el agrobusiness y la campesina), no se trata de ver cuál genera más ingresos o riqueza.
Una, acumula el capital en pocas manos y explota a los campesinos.
Y la otra, genera distribución de la riqueza y garantiza la sobrevivencia familiar.

El modelo que resiste es de producción familiar y orgánico de pequeña escala, que es diverso, sostenible, barato, y de fácil distribución y acceso.
Sin embargo, cada día, la alimentación se concentra en alimentos procesados, industrializados o importados, a contracara de la calidad de alimentación.
Y, sobre todo, de la soberanía alimentaria.

En síntesis:

El problema de la alimentación no es tanto de producción y de acceso, sino de quiénes son los que se apropian de esa producción.
Los países que, como Argentina, van perdiendo esa capacidad de producción, dependen en gran parte de la agroindustria.

Lamentablemente, el DNU del gobierno para modificar la Ley de Semillas, sigue avanzando en el sentido de lo que quieren corporaciones semilleras transnacionales.
Las modificaciones orientadas por los intereses de estas empresas están dirigidas a profundizar la apropiación y mercantilización de las semillas.

Pero tenemos en nuestro país, muchas organizaciones que luchan por la soberanía alimentaria, por un nuevo paradigma productivo.
Unen fuerzas, afirmando que la cuestión agraria compete a toda la sociedad.
Y como tal, debemos abordarla dentro de una estrategia de poder alternativo y popular.

Extractivismo.
Soberanía sobre Bienes Comunes.




La palabra extractivismo no aparece en el diccionario de la Real Academia Española.
Sin embargo es un mecanismo de saqueo y de apropiación colonial que sigue vigente y que tiene más de 500 años en todo el mundo.

Fue a partir de la expansión extractivista que empezó a formarse el sistema capitalista mundial.

Parece una paradoja, pero resulta evidente que la pobreza de la mayoría de los países del mundo, está relacionada con la riqueza de sus recursos naturales.
Es la paradoja de la abundancia.

¿Por qué los países ricos en recursos naturales tienen mayores problemas para desarrollarse?
¿Será que sus economías están sustentadas en la extracción y exportación de esos recursos?

Esta práctica se sigue aplicando tanto en los gobiernos neoliberales como en los progresistas.

¿Y por casa cómo andamos?

Argentina, por ejemplo, en pocos años, pasó de ser exportadora de petróleo y gas a convertirse en importadora de estas fuentes de energía.

Con el agravante de que parte de estos productos refinados se usan para generación de electricidad, teniendo posibilidades de usar otras fuentes como la hídrica, la solar y también la eólica.

La actividad petrolera o la minera, como también la agraria, están en manos de empresas transnacionales.
El estado no se involucra en los enclaves petroleros o mineros y, así, los reclamos y  conflictos sociales quedan en manos de las empresas.
Las tecnologías utilizadas, además, provocan un deterioro irreversible del medio ambiente.

Esto se debe al uso masivo de químicos tóxicos (cianuro, ácido sulfúrico) y un consumo inmenso de agua, con la acumulación inmensa de desechos.
El valor económico de la contaminación nunca se conoce ni se difunde a la población.

¿Pero cuál es la alternativa?

Evidentemente no se trata de cerrar los campos petroleros o mineros.
Pero sí se trata de elaborar una estrategia de transición planificada por los gobiernos y los estados de la región, en forma integrada.

En vísperas de un nuevo aniversario de nuestra única revolución, avanzar en la preparación de esta transición es, quizás, la tarea central de la época, para ir dejando atrás las políticas económicas dependientes y no sustentables.

Contamos con la participación de muchos movimientos sociales y políticos, que luchan y se organizan todos los días para conseguirlo.

Talleres Productivos Precarios en la Ciudad de Buenos Aires



El tema del día ha sido los Talleres Productivos Precarios en la Ciudad de Buenos Aires y, por ello invitamos a dos protagonistas con gran conocimiento sobre lo que sucede con esta problemática. Ellos son Juan Vázquez, del colectivo Simbiosis Cultural, y María Ayelén Arcos, Lic. en Antropología, becaria del CONICET y especializada en trabajos precarios y tercerizados en talleres.


La muerte de dos niños en el incendio de un taller de fabricación de ropa puso nuevamente sobre el tapete un tema en el que, tanto el Gobierno Nacional, como el de la Ciudad, vienen mirando para otro lado: el crecimiento del trabajo en negro, que muchas veces roza condiciones de esclavitud.

En Argentina los talleres de indumentaria son en su mayoría de características productivas precarias.
Les dicen talleres clandestinos, aunque muy clandestinos no son, porque ya hace años que vienen siendo identificados y denunciados por diversas organizaciones.

Desde la Fundación Alameda y el Sindicato de Obreros de la Industria del Vestido y Afines (SOIVA) se calcula que la tercerización en talleres de costura precarios afecta a más del 80% de las marcas de indumentaria.
Actualmente hay 113 marcas sospechadas de subcontratar trabajadores en negro para producir sus prendas.

Hasta hace poco tiempo se tenía la noción de que estos talleres estaban todos en algún remoto rincón de Asia.
¡Pero no! Ya los tenemos acá desde hace rato.
Y los medios se ocupan sólo cuando ocurre alguna desgracia como la muerte de los hermanitos Camacho.

Es indudable que el crecimiento de este tipo de modalidad laboral ha representado un negocio para muchos. Pero, ¿quiénes están detrás del negocio?
Actualmente hay 113 marcas sospechadas de subcontratar trabajadores en negro para producir sus prendas.
Éstas son las que tienen el mayor peso en la cadena productiva y las que imponen las condiciones al resto.
Es evidente que para eso tiene que haber una complicidad con el poder político.

El Gobierno Nacional y el de la Ciudad no son ajenos a la influencia de esta industria.
Así se entiende la vista gorda que se ha hecho tanto desde los organismos de control como desde las fuerzas de seguridad.
Todos se llevan su parte.

En épocas de campaña electoral, los principales candidatos sonríen mientras bailan su danza de los vampiros frente a Tinelli.
¿Es éste el capitalismo humano del Siglo XXI que tanto nos pregonan?
¿O será que es la única forma en que puede funcionar un capitalismo en crisis?
La crisis civilizatoria.

Desde Puente Uno, estamos peleando por la construcción de una alternativa diferente, por la emancipación social, para que otro mundo sea posible.

Violencia Institucional



En el Día Nacional contra la Violencia Institucional, nos comunicamos con Matías Bregante, vocero de Amigos y Familiares de Luciano Arruga para hablar sobre el caso y charlamos con Mercedes Haran, representante de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) sobre la violencia policial en Córdoba. Además, recordamos los 70 años del fin de la Segunda Guerra Mundial.


Las fuerzas de seguridad, las policías de todos niveles, la seguridad privada y las instituciones represivas no armadas: clínicas psiquiátricas, los institutos de menores, están al servicio y enmarcados dentro del concepto represivo.

La estigmatización, la de sacar de circulación a lo que se consideran las clases peligrosas está también y paradójicamente relacionada en cómo desde esas mismas fuerzas represivas se los utiliza para delinquir.

Cuando decimos violencia institucional nos referimos a la  estatal y también paraestatal.
Es aquí cuando la población marginada o fuera del sistema, o parte de ella, puede ser usada para robar o para ejercer violencia paraestatal (las patotas, las barras bravas, el caso Mariano Ferreira).

Usados como rompehuelgas o para frenar protestas sociales, también puede ser contemplado dentro de la violencia paraestatal y la policía dejando el campo libre, la zona liberada para que actúen las patotas para reprimir una protesta social.

El tema de la seguridad es un factor de legitimación del poder y de visualización de amplios sectores sociales como una amenaza a ese orden.
Con la idea de represión del delito, avanza la idea de reprimir a determinados movimientos sociales.

Si vemos los discursos electorales de los principales candidatos, todos están con el discurso de la mano dura.
¿Qué se discute?
¿Cómo reprimir mejor a los delincuentes?
¿Si estás a favor o en contra de si los planes y el clientelismo alienta la vagancia y la delincuencia, etc.?

Tenemos una visión del mundo diferente, estamos en una batalla cultural, de ideas, de mediano y de largo plazo.
Los medios de comunicación trabajan, reproducen y afianzan un sentido común ya creado desde hace mucho tiempo.

Todo lo que sea organizaciones populares y medios alternativos y comunitarios, puede significar un avance hacia la construcción de un sentido común diferente y es imprescindible hacerlo.
Por eso estamos acá, desde Puente Uno, en la Tribu.

Día Internacional de los Trabajadores


En el Día Internacional de los Trabajadores entrevistamos a Daniel Jorajuría, Secretario Gremial de la CTA Autónoma. Con él conversamos sobre los diversos conflictos en los cuales participa la CTA en el país y también sobre el nuevo modelo sindical y la estrategia para enfrentar a la trilogía constituida por patronales, los sindicatos burocráticos y el gobierno.

Daniel Jorajuría, Secretario Gremial de la CTA Autónoma.

EDITORIAL 1º DE MAYO
“¡Ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa!”.
Ese fue el reclamo de los Mártires de Chicago que fueron ejecutados por participar en las jornadas de lucha que comenzaron el 1º de mayo de 1886.
En pleno siglo XXI, esa reivindicación sigue vigente.
Pasaron 129 años, se han logrado grandes conquistas, pero hoy, ¡nuestros derechos se encuentran más atrasados que nunca!
Parece que lo “natural” es trabajar 12 hs para llegar a fin de mes.
Paradójicamente, cuando los impresionantes avances tecnológicos deberían mejorar la calidad de vida de la sociedad, éstos se utilizan para aumentar la productividad de las empresas y el consumismo.
Léase: “menos trabajadores”, o “con bajos salarios”, y “más ganancias para los patrones”.
¿Sabías que hay 3 países en los cuales hoy, 1º de Mayo, no se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores?
¿Sabías que esos 3 países son EE.UU., el Reino Unido y Andorra?
¡Vaya coincidencia! ¿no?
¡Los 2 principales exponentes imperiales, y el país europeo emblema de los paraísos fiscales!
¡Vivimos en plena crisis global del capitalismo!
Y, esta crisis, provoca cambios demográficos, conflictos, desigualdades y, ¡hasta afecta el medio ambiente!
Es la crisis financiera, energética, alimentaria, el cambio climático…
En síntesis, ¡es la crisis civilizatoria!
¡Hoy no es un día de fiesta!
Éste es un día de recuerdo, de CON-ME-MO-RA-CIÓN.
Esta semana, en Buenos Aires, murieron dos chicos por culpa del trabajo esclavo.
¿Se puede festejar esto?
En Argentina, el 35% de los trabajadores y trabajadoras están en negro.
¿Se puede festejar esto otro?
En Europa, ya son más de 1500 los inmigrantes africanos muertos en “naufragios” en lo que va del año.
¿Y esto? ¿Se puede festejar?
Tampoco se trata de una fecha para rendir homenaje al trabajo como actividad humana. No es el día del Trabajo, es el Día Internacional de los Trabajadores.
El 1° de mayo se trata de rendir homenaje a los trabajadores del mundo que lucharon y siguen luchando por las conquistas laborales y por la emancipación social.
¡A los que han escrito la historia de los trabajadores!
Y, en nuestro país, de rendir homenaje a Agustín Tosco, Atilio López, Isauro y Arturo Arancibia, Atilio Santillán, Maximiliano Kosteki, Darío Santillán, Carlos Fuentealba, Mariano Ferreyra, y a todos aquellos que, todos los días, militan, se organizan y luchan por el cambio social, para que un verdadero mundo mejor sea posible.