El salario mínimo define el escalón más bajo de la pirámide salarial y afecta a los trabajadores que no están incluidos en los convenios colectivos, a los empleados en negro y a trabajadores de empresas muy pequeñas.
La realidad es que en la Argentina de hoy, 4 de cada 10 ocupados (dada la informalidad laboral vigente) ni siquiera accede al cobro del salario mínimo.
El gobierno, las cámaras empresarias y los representantes sindicales afines (Caló y Yaski) se juntaron el martes pasado, y acordaron elevar el salario minímo, vital y móvil.
En agosto, pasará de $4716 a $5588 y, recién el 1° de enero de 2016 llegará a $6060.
Está claro que esta cifra no se acerca, ni por asomo, al valor de la Canasta Familiar.
Simultáneamente, crecen los conflictos laborales.
Por ejemplo, el caso de la empresa Plantel S.A. de La Plata, que luego de 44 días de acampe en las puertas del edificio de Telefónica de Argentina, logró reincorporar a los 70 despedidos tras firmar un acuerdo con UETTel-CTA.
O el de la Línea 60, que ayer los trabajadores cortaron parcialmente el cruce de Panamericana y 197, para pedir por la reincorporación de sus compañeros despedidos.
Un conflicto que ya lleva 28 días.
¡28 días!
Pero, ¿a quién le importa?
Porque, detrás de esto, se oculta un negocio que vive del subsidio a las empresas de transporte.
Porque nadie controla a los empresarios para saber qué hacen con ese subsidio.
Y, ¿qué decir del conflicto entre la empresa avícola Rasic y sus trabajadores, por el cierre de sus plantas de procesamiento en Ezeiza y Monte Grande?
Rasic es dueña de la marca Cresta Roja, la segunda productora de pollos del país.
Y, el viernes pasado, la empresa avícola dejó a más de 3 mil obreros sin trabajo, llegando a un total de casi 5 mil desempleados entre éstos y los compañeros, tanto de la planta como de granja, que ya habían sido despedidos.
Mientras tanto, circularon versiones de una presunta ayuda económica por unos 100 millones de pesos de parte del gobierno provincial para que la firma pudiera alimentar a sus pollos.
¡Sí, escuchaste bien!
¡100 millones de pesos, para darle de comer a los pollos!
Traducido:
En el capitalismo es más importante proteger la producción, que a los verdaderos productores: los trabajadores.
Otro negocio basado en subsidios para las empresas.
Empresas subsidiadas o tercerizadas; informalidad y precariedad laboral, pagos en negro.
Y los trabajadores que resisten y luchan.
Ésta, es la cruda verdad.
La realidad desde Puente Uno, en medio de los spots de la campaña electoral.